Protests in Colombia: Venezuela and Russia in the Crosshairs
While discontent is legitimate, there is evidence that the protests staged in Colombia, despite the withdrawal of the draft bill that unleashed them, have been boosted by disinformation campaigns originating in Russia and Venezuela.
By Ingrid Jiménez
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Protestas en Colombia: Venezuela y Rusia en la mira
Si bien es legítimo el descontento, hay evidencias de que las protestas ocurridas en Colombia, a pesar del retiro del proyecto de ley que las provocó, han sido impulsadas por campañas de desinformación originadas en Rusia y Venezuela.
Por Ingrid Jiménez
Durante el Foro de Defensa por la Democracia en las Américas, organizado por el Instituto Interamericano para la Democracia (IDEA), el expresidente de Ecuador Lenin Moreno acusó a Maduro de intervenir en las protestas que han estado ocurriendo en Colombia.
La injerencia del gobierno venezolano ha sido denunciada desde años por políticos y medios de comunicación colombianos. Durante las protestas del año 2019 la Vicepresidenta de Colombia Marta Lucía Ramírez denunció que Venezuela y Rusia estaban detrás de los mensajes difundidos en las redes sociales para convocar manifestaciones. Al igual que en 2019 las redes sociales han desempeñado un papel protagónico en la
movilización, la información y la denuncia, pero también de desinformación.
A inicios de 2020 The New York Times reseñó una investigación realizada por analistas del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Sus conclusiones muestran que cuentas en medios interactivos asociadas a Rusia estuvieron participando activamente, con patrones de actividad similares, en las protestas que se dieron durante 2019 en Chile, Ecuador, Perú y Colombia. La investigación señaló que uno de las posturas comunes de los gobiernos de estos países en ese momento era la exigencia que el gobernante venezolano Nicolás Maduro renunciara.
No obstante, una reforma tributaria extemporánea impulsada por el gobierno de Colombia desató de nuevo las protestas en 2021. A pesar de que se retiró la reforma casi inmediatamente, las protestas no cesaron.
Un informe del Centro para una Sociedad Libre Segura (Center for a Secure Free Society, SFS), con sede en Estados Unidos, identificó alrededor de 7.000 cuentas de redes sociales en servidores ubicados en Rusia y China que bloquean y le envían spam a cualquier comentario que sea crítico con las protestas. Entre estas cuentas, se hallaron 900 con origen en Venezuela.
Por ejemplo, al revisar la etiqueta #ColombiaResiste en Twitter, se evidencia que diversas cuentas venezolanas retuitean información en apoyo a las protestas y denuncias a las violaciones de los derechos humanos. La corresponsal en Colombia de Telesur, medio señalado como fuente importante de desinformación en la región, está muy activa en Twitter tomando partido a favor de las protestas. Las publicaciones de dicha corresponsal son retuiteadas tanto por el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela Jorge Arreaza como por el propio Presidente Nicolás Maduro.
Si bien son indudablemente legítimas las causas del malestar social, en un país severamente afectado por la pandemia, es importante destacar que la desinformación continúa reinando durante las protestas.
Cada día, las redes sociales están teniendo una mayor importancia en la expresión del malestar social a través de la protesta de calle, que tuvo como primer episodio la Primavera Árabe ya hace más de diez años. En América Latina, también se han organizado movimientos populares a través de las redes, por lo que se convierten en terreno fértil para la desinformación.
Hasta hace pocos años, Rusia no tenía mayor relevancia en la región más allá de la venta de armamento a diversos países. Sin embargo, recientemente ha expandido su influencia desplegando campañas de desinformación que, sin necesidad tantos recursos humanos o tecnología, tienen un impacto importante en la opinión pública y eventualmente en el devenir político de la región.
El gobierno colombiano ha sido el principal aliado de los Estados Unidos en la estrategia para impulsar un cambio de gobierno en Venezuela. Por ello, un viraje hacia la izquierda en Colombia representaría para Maduro la expectativa de cambio en la política exterior del vecino país, así como la disminución en consecuencia de la presión internacional.
Históricamente, Colombia y Venezuela quizás sean los países latinoamericanos con los lazos culturales, políticos y sociales más estrechos. Por lo tanto, no sería de extrañar que el régimen venezolano se apoye en actividades propagandísticas en alianza con Rusia o China como estrategia para manipular la opinión pública y crear una caja de resonancia de la desinformación.
At the Defense for Democracy in the Americas Forum, organized by the Inter-American Institute for Democracy (Instituto Interamericano para la Democracia, IDEA), former president of Ecuador Lenin Moreno accused Maduro of meddling in the protests being staged in Colombia.
For years, Colombian politicians and media have blown the whistle on interference from the Venezuelan government. During the 2019 protests, Colombian Vice President Marta Lucía Ramírez denounced that Venezuela and Russia were behind the messages spread on social media calling for rallies. As in 2019, social media have played a prominent role for mobilization, information, and whistleblowing, but also for disinformation.
In early 2020, The New York Timesreported on an investigation conducted by analysts of the U.S. State Department. Their findings show that social media accounts linked to Russia were actively engaging with similar patterns of activity in the protests staged throughout 2019 in Chile, Ecuador, Peru, and Colombia. The investigation noted that one of the common stances of these countries’ governments at the time was the demand that Venezuela’s ruler Nicolás Maduro’s resign.
However, an ill-timed tax reform promoted by the Colombian government unleashed protests again in 2021. Although the reform was withdrawn almost immediately, the protests did not cease.
A report by U.S.-based Center for a Secure Free Society (SFS) identified around 7,000 social media accounts on servers located in Russia and China that block and spam any comments critical of the protests. Among these accounts, 900 originating in Venezuela were found.
For example, a review of the hashtag #ColombiaResiste (#ColombiaResists) on Twitter shows that several Venezuela-based accounts retweet information in support of the protests and denouncing human rights violations. The correspondent in Colombia for Telesur, a media outlet identified as an important source of disinformation across the region, is very active on Twitter, taking sides for the protests. The correspondent’s statements are retweeted by both Venezuelan Foreign Minister Jorge Arreaza and President Nicolás Maduro himself.
While the causes of social unrest in a country severely affected by the pandemic are undoubtedly legitimate, it is important to note that disinformation continues to reign during the protests.
With each day, social media are having an increasing importance in voicing social unrest through street protest, which had its first episode during the Arab Spring over ten years ago. In Latin America, popular movements have also organized through social media, making them fertile ground for disinformation.
Until a few years ago, Russia did not have much relevance in the region beyond arms sales to various countries. However, it has recently expanded its influence by deploying disinformation campaigns which, without demanding much workforce or technology, have an important impact on public opinion and eventually on the political events unfolding in the region.
The Colombian government has been the main ally of the United States in the strategy to promote a change of government in Venezuela. Therefore, a leftward shift in Colombia would represent for Maduro the possibility of a change in the neighboring country’s foreign policy, as well as consequently subsiding international pressure.
Historically, Colombia and Venezuela are perhaps the Latin American countries with the strongest cultural, political, and social ties. Therefore, it would come as no surprise if the Venezuelan regime relies on propaganda activities in alliance with Russia or China as a strategy to manipulate public opinion and create a sounding board for disinformation.