The scattered, discontent majority in Venezuela is subdued by a minority regime, organized to overwhelm Twitter with a “supra-reality” as a disinformation strategy.

Andrés Cañizález

@infocracia

En español

Desinformación en Venezuela: el chavismo saturó Twitter

La desarticulada mayoría inconforme en Venezuela es subyugada por un régimen en minoría, organizado para desbordar Twitter con una “suprarrealidad” como estrategia de desinformación.

Andrés Cañizález

@infocracia

Hubo un tiempo, que hoy lo vemos lejano, en el cual la alternativa democrática dominaba la discusión pública en la red social Twitter. La relevancia alcanzada por el liderazgo opositor, con el exgobernador y excandidato presidencial Henrique Capriles a la cabeza, dio paso a una conversación en la que hoy predominan los hashtags o etiquetas que se promueven desde el chavismo, resultado de una estrategia ideada para saturar este espacio.

El giro dado desde el gobierno, con una clara intención, no de posicionar en Twitter la cuenta de Nicolás Maduro o la de algún dirigente oficialista, sino para conducir la conversación, tuvo lugar entre diciembre 2015 y abril de 2017.

En una punta de este hilo está el reajuste que vivió el chavismo tras la sonora derrota electoral que le permitió a la entonces Mesa de la Unidad Democrática (MUD) pasar a controlar legítimamente la Asamblea Nacional (Legislativo, unicameral). En la otra punta, está la decisión política de reprimir sin contemplaciones el descontento social extendido entre abril y julio de 2017, en una clara muestra de que no se abandonaría el poder fácilmente.

El chavismo, asumiéndose en minoría, dio un giro en su política comunicacional. En el pico de popularidad de su padre fundador, Hugo Chávez, entre 2007 y 2010, la estrategia consistía en mostrar que era una mayoría. Desde 2015, pasó a una política de una minoría organizada, que trabaja de forma orquestada para someter a una mayoría descontenta. Esta, como hemos visto, está desarticulada y fragmentada, por lo cual afronta serias dificultades para desencadenar la transición democrática.

A partir de la elección en condiciones no competitivas de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y su establecimiento constitucionalmente cuestionable en julio de 2017, el régimen de Maduro comenzó a transitar por el camino del rechazo masivo de Occidente. Más de 50 países, principalmente de Europa y América, catalogaron de ilegitima a la ANC.

Maduro, aún con una ANC ilegitima, encontró respaldo político y diplomático en China, Rusia y Turquía. Estos países tienen tres cosas en común: figuran entre las naciones en las que se violan abiertamente los Derechos Humanos y en particular la libertad de expresión según las mediciones internacionales; son naciones con influencia determinante en la política internacional, por lo que gozan de un manto de protección pese a ser depredadores de las libertades; y, en tercer término, los tres países ejecutan políticas de Estado orientadas a hacer de sus ciudadanos blanco de desinformación y a generar caos en el panorama informativo global.

En este 2020, vemos el resultado de la estrategia desarrollada entre 2015 y 2017. El chavismo construye una “mayoría” virtual. Para ello, en particular, ha pasado a cooptar la dinámica de Twitter y apropiarse de ella, a la vez de apoyarse en los regímenes aliados para acelerar su curva de aprendizaje en esta área.

Los datos del observatorio de entorno digital Probox recogidos en julio resultan abrumadores. De 191 etiquetas políticas y de temas sociales que fueron tendencia en Venezuela durante el mes pasado, el chavismo totalizó 6,6 millones de tuits contra 209.000 de la oposición.

Desde cuentas que incluyen las de organismos públicos, las instancias de comunicación y propaganda del régimen y el propio activismo digital, el chavismo publicó 30 veces más mensajes que los usuarios prodemocracia. La minoría organizada puede subyugar a una mayoría, también en una red social como Twitter.

De las 191 tendencias principales registradas en Venezuela en julio de 2020, un total de 66 fueron hashtags generados, promovidos u orquestados desde ese conglomerado de cuentas en Twitter alineadas con la propaganda chavista. Sin duda tienen éxito en generar un clima, apostando a esa estrategia de una realidad virtual, parte de una estrategia general de desinformación.

No se trata de cerrar medios de comunicación o apresar a periodistas, cosas que por cierto en Venezuela se siguen haciendo cuando el régimen lo considera necesario. Ahora, lo que viene ocurriendo, es que se genera una suerte de “suprarrealidad” día a día, por medio de las etiquetas que se logran imponer como tendencia en el país, con la que se intenta ocultar la realidad verdadera.

Las pensiones en Venezuela, que el 23 de julio equivalían a 2 dólares al mes, fueron objeto de una iniciativa de protesta digital en la que confluyeron actores políticos y sociales. Asimismo, diversos periodistas críticos del gobierno de Maduro se hicieron eco de dos hashtags que se posicionaron entre los trending topics del 23 de julio pasado: #PensionesDignasYa y #PorPensionJustayDigna. El primero alcanzó casi 36 mil tuits y el segundo algo más de 8 mil.

Estas dos etiquetas, que sencillamente levantaban una bandera de justicia social, recibieron ese día sendas respuestas desde el chavismo: #SoberaníaAlimentaria (165 mil tuits) y #RevoluciónEsAmorMayor (95 mil tuits).

La “suprarrealidad” sobrepasa con creces a la auténtica, en la dinámica de esta red social en la que abundan programas para generación automatizada de mensajes (bots), laboratorios en los que operadores de carne y hueso manejan múltiples cuentas y se dedican a posicionar temas o descalificar a actores públicos, obrando de forma orquestada y con intenciones maliciosas.

Por ejemplo, en julio, el chavismo sentó las bases en camino hacia una votación para escoger una nueva Asamblea Nacional el 6 de diciembre. El proceso, como han apuntado observadores del tema electoral y analistas, está francamente viciado. La realidad que construye el chavismo es otra, como lo evidencian estas tendencias #TiempoDeElegir (12/07/2020) y #ParticipaYElige (29/07/2020).

Peor aún, el 30 de julio esta etiqueta fue tendencia: #3AñosDeVictoriaDemocrática, en torno a la institucionalmente impresentable ANC, siendo tal iniciativa política de Maduro precisamente no democrática.

La desinformación consiste no en imponer censura directa, como lo hizo el chavismo hace años, aunque echa mano de ello si es necesario. Una de las estrategias busca saturar el ecosistema informativo con temas alternativos a los que son reales o perjudiciales al régimen.

Como decíamos al inicio, ha quedado lejos, en verdad muy lejos, aquella época en la que Henrique Capriles con su “cañón” en Twitter (7,2 millones de seguidores) podía generar una tendencia. No fue solo el exgobernador y excandidato presidencial, sino otros tantos líderes opositores los que tuvieron una época dorada en Twitter. Aquello fue antes de que el chavismo pasara a cooptar esta red social, como de hecho lo ha logrado.

 

There was a time, which looks so far away today, when the democratic alternative used to drive public conversation on the social media app Twitter. The relevance achieved by the opposition leadership, headed by former governor and presidential candidate Henrique Capriles, gave way to a conversation in which hashtags or labels boosted by Chavismo predominate today, resulting from a strategy devised to take over this realm.

This turn from the government, with a clear intention, not to position Nicolás Maduro’s Twitter account or that of any ruling-party leader, but rather to drive the conversation, took place between December 2015 and April 2017.

At one end of this thread is the readjustment that Chavismo experienced after the resounding electoral defeat that allowed the then Democratic Unity Roundtable (Mesa de la Unidad Democrática, MUD) to legitimately take over the National Assembly (Legislative – unicameral). At the other end, there is the political decision to repress the widespread social unrest between April and July 2017, in a clear sign that power would not be easily relinquished.

Chavismo, aware of being in the minority, took a turn in its communication policy. At the peak of popularity of its founding father, Hugo Chávez, between 2007 and 2010, the strategy was to show that it was a majority. From 2015, it moved to a policy of an organized minority, working in an orchestrated manner to subdue a discontent majority. The latter, as we have witnessed, is scattered and fragmented, thereby facing serious difficulties in triggering a democratic transition.

Since the non-competitive election of the National Constituent Assembly (Asamblea Nacional Constituyente, ANC) and its constitutionally questionable establishment in July 2017, Maduro’s regime began to walk the path of massive rejection by the West. Over 50 countries, mainly in Europe and the Americas, deemed the ANC illegitimate.

Maduro, even with an illegitimate ANC, got political and diplomatic support from China, Russia and Turkey. These countries have three things in common: They are ranked among the nations where Human Rights and particularly freedom of expression are openly violated according to international ratings; they are nations with decisive influence on international politics, so they enjoy a mantle of protection despite being predators of freedoms; and, thirdly, all three countries implement state policies aimed at targeting their citizens with disinformation and causing chaos in the global news landscape.

In this 2020, we see the result of the strategy developed between 2015 and 2017. Chavismo is building a virtual “majority”. In particular, it has transitioned to co-opting and appropriating Twitter dynamics, while relying on allied regimes to accelerate its learning curve in this regard.

Data from the digital realm observatory Probox gathered in July are overwhelming. Out of 191 tags on political and social issues trending in Venezuela during the past month, Chavismo totaled 6.6 million tweets against 209.000 from the opposition.

From accounts that include those of government agencies, communication and propaganda offices of the regime and digital activism itself, Chavismo posted 30 times more messages than pro-democracy users. An organized minority can subdue the majority, also on social media, namely Twitter.

Of the top 191 trends in Venezuela reviewed in July 2020, a total 66 were hashtags generated from, promoted by, or orchestrated among that conglomerate of Twitter accounts aligned with Chavista propaganda. Without a doubt, they succeed at creating an atmosphere, relying on this strategy of a virtual reality, part of a general strategy of disinformation.

It is not about closing media outlets or imprisoning journalists, things that, by the way, in Venezuela are still done when the regime deems it necessary. Now, what has been happening is that, day by day, a “supra-reality” of sorts is being constructed, through the tags imposed as trend nationwide, with which attempts at hiding the factual reality are made.

Pensions in Venezuela, which on July 23 were equivalent to $2 per month, were the object of an online protest initiative around which political and social stakeholders converged. Likewise, various journalists critical of the Maduro government echoed two hashtags that positioned themselves among the trending topics of July 23: #PensionesDignasYa (#DecentPensionsNow) and #PorPensionJustayDigna (#ForFairAndDecentPensions). The first reached almost 36,000 tweets and the second a little over 8,000.

These two labels, which simply raised the standard of social justice, were met that day with a response from Chavismo: #SoberaníaAlimentaria ([#FoodSovereignty] 165,000 tweets) and #RevoluciónEsAmorMayor ([#RevolutionIsTheGreatestLove] 95,000 tweets).

The “supra-reality” far surpasses the actual one, in the dynamics of this social media app in which software for automated message generation (bots), farms in which flesh-and-blood operatives manage multiple accounts and devote themselves to positioning topics or discrediting public personalities abound, acting in an orchestrated manner and with malicious intent.

For example, in July, Chavismo laid the groundwork on the road towards a contest to elect a new National Assembly on December 6. The process, as election observers and analysts have pointed out, is frankly flawed. The reality that Chavismo is constructing is different, as evident in these trending topics #TiempoDeElegir ([#TimeToChoose] 07/12/2020) and #ParticipaYElige ([#ParticipateAndChoose] 07/29/2020).

Even worse, on July 30 this tag was trending: #3AñosDeVictoriaDemocrática (#3YearsDemocraticVictory), regarding the institutionally ludicrous ANC, such political initiative being precisely undemocratic.

Disinformation consists of not imposing direct censorship, as Chavismo did years ago, although it does make use of it if necessary. One of the strategies seeks to saturate the news ecosystem with topics alternative to those that are real or harmful to the regime.

As stated above, the time when Henrique Capriles with his “cannon” on Twitter (7.2 million followers) could generate a trend is far, very far away indeed. Not only was this former governor and presidential candidate, but also many other opposition leaders were the ones who had a golden age on Twitter. That was before Chavismo began to co-opt this social media platform, as it has in fact.

Medianalisis Cotejo Fake News En Este País